Recuerdo con cierta nostalgia y alegría a la vez, las tardes que pasaba en casa de mis abuelos jugando a las cartas. Fueron ellos los que me enseñaron a jugar, sobretodo al Tute y Subastado. Se nos pasaba la tarde volando. Era muy divertido pillar a mi abuelo haciendo trampas y él decía que no sé había dado cuenta. Qué gran recuerdo!