Mi abuelo tenía un despacho en casa, en el que se pasaba el día trabajando. Junto al escritorio tenía un pupitre de colegio, de los antiguos. Lo tenía solo para que los nuestros y nietas nos fuéramos con él a “trabajar”. Nos daba un folio y lápices de colores. Nos decía, venga, yo trabajo y tú también. Pasaba la tarde dibujando con él.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *