Siempre recordaré aquellas noches durmiendo en casa de mis yayos. Ellos desplegaban un sofá cama en el comedor para que pudiéramos dormir mi hermano y yo en las camas de mis abuelos, y así ellos dormir en el sofá cama. Siempre fueron tan humildes y con un corazón tan grande que nunca podría devolverles todo el amor que ellos me dieron. Los abuelos deberían ser eternos.