Cuando pienso en mi infancia se me vienen muchos recuerdos, pero uno de los más vívidos son aquellos viajes que realizaba con mis padres y mi hermana. En concreto, un viaje a DisneyLand París donde se pudieron hacer realidad muchos de los sueños que tenía mi yo de 10 años… como cuando mi padre me coló en la carroza de “La Cenicienta” estando prohibido el acceso 🤫. En fin, todo por ver a su hija feliz. Es un recuerdo al que suelo viajar y acudir en diversas ocasiones y que siempre me saca una sonrisa. O cuando me entretenían cantando mientras recorríamos las calles de París porque ya no podía andar más, pero de esta forma lo consiguieron… Bendita inocencia. Viajar engrandece el alma, pero poder viajar a los recuerdos creo que es algo maravilloso.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *